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¿Cómo buscar el equilibrio entre pensamientos y sentimientos?

La gestión emocional nos ayuda a entender que no somos agentes pasivos ante nuestros propios estados emocionales, sino que siempre tenemos la actitud de hacer algo al respecto cuando nos sentimos de un modo determinado.


Las emociones tienen un papel fundamental en la vida personal. De ahí que sea tan importante valorar el factor emocional y no solo el racional para poder armonizar ambos planos en la búsqueda del equilibrio de una vida feliz. Una gestión emocional que es necesaria en ámbitos de la vida muy diferentes: la vida personal, el contexto empresarial, las relaciones personales (pareja, amigos, familia), los noviazgos y la relación contigo mismo.




No se trata de considerar el pensamiento racional como un factor secundario sino de poner la balanza en el equilibrio necesario porque durante gran parte del periodo histórico se ensalzó el valor de la razón en detrimento del conocimiento afectivo.


Sentir una emoción es inevitable (alegría, miedo, tristeza, rabia…) y todo el mundo sabe que eso no se puede cambiar. Lo más recomendable es que cada uno de nosotros deberíamos dejar que esa emoción nos invada y poder gestionarla de manera consciente y correcta.


Una posible forma de atender las emociones sería


1.1 Identificar las emociones que siento, parar se a establecer un diagnostico físico emocional de lo que me sucede.

1.2 Reconocer la y ponerle nombre

1.3 Observar su efecto en mi

1.4 Tal vez Expresarla o simplemente estar con ella.

1.5 Si las emociones me afectan demasiado, observar respirar y soltar ayudan a transitar las.



Toca encontrar una manera creativa más positiva de estar contigo mismo.

Pero antes de empezar a pensar de manera más positiva, primero tendremos que identificar, entender y vaciarnos de esos pensamientos que provocan o mantienen esas emociones desagradables y que nos hacen sentirnos tristes, asustados, enfadados o presos de las emociones.


Una de la postura que permite transitar ciertos estados de forma positiva es la serenidad que designa a la calma, la tranquilidad con la cual alguien actúa en determinada situación o bien la apacibilidad que Calma que muestra una persona en su comportamiento y lo apacible que resulta algo.


Pero no únicamente a las personas podemos aplicarles el concepto, sino que también es posible hacerlo respecto de cosas, por ejemplo, un paisaje puede ser caracterizado de esta manera, o también un pueblo cito en un paraje rural y alejado de la ciudad.


Paisajes y lugares turísticos que aportan serenidad y son ideales para relajarse

Generalmente, aquellos lugares que se encuentran ubicados en zonas alejadas de las grandes y ruidosas urbes se destacan por ofrecer entre sus bondades la serenidad, que justamente los habitantes y turistas destacan por sobremanera.



Entonces, podemos asegurar que la serenidad es un valor positivo y una cualidad digna de observar ya que a través de ella la persona podrá actuar con calma y esto le permitirá resolver conflictos u obstáculos de la mejor manera posible y satisfactoriamente, o sea, con un saldo positivo.


Porque su tendencia es través del dialogo y la apertura mental pensar soluciones que acerquen los puntos de vista diversos entre las personas que discuten sobre un tema, además, no suelen alterarse por casi nada, es decir, se muestran mayormente estables y equilibrados emocionalmente, perfil que por supuesto los ayuda a esperar el momento más propicio para encontrar el acuerdo final sobre una cuestión.


Otra característica habitual es que las personas serenas siempre responden y se comportan de manera cordial, sin agredir ni mucho menos, y esto hace que a la mayoría de las personas les guste hablar con ellas o los elijan para resolver problemas.


La paciencia es sin lugar a duda una de las disposiciones más presentes en las personas serenas y la que les permite mantenerse imperturbables ante los contratiempos y los obstáculos y encaminarse al logro de un objetivo.

Tener paciencia implica disposición de equilibrio en materia de emociones, permitiendo sobreponerse a eventos impactantes; generalmente se puede apreciar en las personas adultas que ya disponen de varios años en su haber y por ende experiencias.


Al individuo que dispone de serenidad se lo calificará de sereno/a y será fácilmente reconocible por el equilibrio y la moderación que exhibe al actuar y pensar.


Ahora bien, como a veces suele confundírsela, vale destacarse, que de ninguna manera la serenidad implicará el desinterés o la apatía a la hora de actuar o respecto de algo.


Muchas veces se la confunde justamente por esa paciencia y calma que demuestra el sereno, pero lejos está de significar la ausencia de interés.


La serenidad aleja del vicio y acerca a la moderación

Desde la filosofía y la religión se ha abordado el tema de la serenidad, especialmente porque se considera que en un estado de serenidad los individuos se alejarán de los vicios y las pasiones materiales y dispondrán de un accionar moderado al respecto de éstos, es decir, no los mandarán.


Asimismo, la serenidad se opone a las posturas radicales y propone en su lugar el diálogo.

El concepto opuesto es el de excitación que refiere la activación de una pasión o sentimiento.

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